Pero, ¿sabes? Te sueño. Te sueño cada noche y me despierto feliz, aunque después se me pase al recordar que tengo que soportar otro día sin tus labios, pero escuchando ese "Haríais buena pareja, ¿eh?" que me repiten cada día mis amigas. ¿Haríais? Ojalá fuera un hacéis. Ojalá pudiera cambiar esa puta conjugación verbal. Pasar del condicional al presente de indicativo. Pero sólo si me prometes que después no pasaremos al pretérito imperfecto, por favor.
Me gustaría poder invitarte a un viaje que empieza en mis labios y baja recorriendo todo mi cuerpo. Y que, si te apetece, me invitaras a viajar por tu piel. Sin mapas, pues nos perderemos en los besos. Tus manos y tus besos nos abrirán paso entre nuestros ojos. Y nos mojaremos, y sudaremos, pero dará igual. Porque nos mojaríamos de besos, y sudaríamos amor.
Quizás ya va siendo hora de que acepte lo que todos dicen, pero lo que ni tú ni yo vemos. Porque tus ojos dicen lo que tus labios no tienen el valor de decir. ¿O me equivoco? Quizás no me quieres del mismo modo. Pero, ¿sabes? Me da igual. Porque te quiero, y nada en el mundo podría cambiar eso. Ni siquiera tú.
