He vuelto a escribir.

He vuelto a escribir. Y no sé si en estas palabras pretendo econtrarme a mi misma, o esconderme de ti, pero qué más da. lo que importa es que he sido capaz de separar lo que me haces sentir de este dolor que me he quedado dentro, y ahora ya no me duele pensarte. Ni escribirte. Me quedo el dolor para mí, porque no quiero verte sufrir, pero quédate tus los sentimientos que compartíamos, que parece que se te hayan olvidado, y a mí no me hacen falta. Ya tengo este vacío en mi corazón para recordarme que lo que yo sentí fue verdadero, y lo tuyo fue sólo un juego.

Solía decirte que eras un bebé porque claro, eras más pequeña que yo. Tu siempre decías que no lo eras y, visto como jugaste conmigo, tengo que decirte que sí. Que tenías razón. No eres un bebé, eres una cría. Y no entiendo cómo no me di cuenta antes, de todo esto. Cómo tuve que esperar hasta darme contra el muro para comprender que no había en ti más que curiosidad por lo que me provocabas.

Hay rabia dentro de mí. Rabia y dolor, y rabia por que me dueles, y dolor porque me estoy enrabiando contigo. Pero sin embargo, todo esto desaparece cuando por casualidad veo una de las fotos que me mandaste, o uno de tus mensajes, o cualquiera de tus posts en facebook. O a ti, en general. Porque como siempre, tu me calmas. TU me haces ser mejor de lo que era antes de conocerte, y sigues haciéndolo, y eso me hace sentir aún peor. Porque yo nunca pude hacerte feliz, y tu nunca podrás ponerme triste. Esa fue nuestra diferencia. Esta es nuestra diferencia. Y no me lo perdonaré nunca.

Pero no pasa nada. Porque por lo menos he sacado algo bueno de toda esta basura. He vuelto a escribir.