Te escribo para mí misma,pero te leo en voz alta
para que así puedas apreciarte.
No pretendo ofenderte,
pero me pareces analfabeto
cuando lees sobre ti mismo.
O igual eres disléxico,
y te confundes, mi amor, con Roma,
toda en ruinas. ¿Te identificas?
Lleno la hoja en blanco
de palabras mías para ti,
y te las traduzco a tu idioma,
porque sólo las entiendes así.
Y no entiendo cómo dices vivir sin poesía,
si poesía es todo lo que dices,
todo lo que piensas,
todo lo que haces.
Igual vives tan rodeado de poesía,
siendo tu mismo mejor que la épica de Homero,
que te parece que la belleza,
tu belleza,
es habitual.
Permíteme, una vez más,
meterte a la fuerza en mis versos.
Y permíteme, una vez más,
traducírtelos a besos.