Corazón suicida.

Maldito corazón, ya has vuelto a hacer de las tuyas. No llevas la razón, no te ilusiones, no me hagas tal putada. Él lo pasó mal, no te enamores de su historia. Sus palabras no són lo que crees, no las cambies. No te tires, por favor, al acantilado de su sonrisa. Vuela por sus ojos, pero no te atrevas a aterrar en su corazón. Que no te líes con su corazón, no otra vez. No te drogues con su piel, ni acojas sus manos. Evita descubrir en su cerebro un paraíso para el mío, y ni se te ocurra dejar que me ría con él.
Por favor, corazón, no derrumbes mis muros para encontrarte con los suyos. No vayas a la búsqueda de su corazón porque está enjaulado, u ocupado. Da igual, no puede estar contigo. Antes de actuar, piensa en las consecuéncias. No me quedan vendas (ni fuerzas) para curarte. No dejes que se te meta a dentro, querido corazón, porque te hará estallar en pedazos otra vez. Y, créeme, ya no soy capaz de rehacerte.

Corazón, céntrate. No permitas que mis ojos busquen los suyos, ni que mis labios quieran probarlo. No dejes a mis manos encontrar su tacto, ni que mis dientes se acostumbren a morderle. No bailes al son de su risa, ni te pongas a correr al leer sus palabras. Ni siquiera te permito endormecerte con sus caricias, con sus abrazos, con su mirada. No, déjalo. No te dejo. No quiero quererle. Hazme caso esta vez, te lo suplico. No soportaré volver a caer.