D I F E R E N T E.

Loca no, diferente.
Ahí estoy yo, dulce, infantil, sensible. Como una niña pequeña encerrada en el cuerpo de una adolescente. Pero no tengo ningún problema, me gusta como soy. Es sólo que... No sé, poco a poco veo que las demás empiezan a tener novios, líos, la mayoría pierden la virginidad...

Y luego estoy yo, que me pongo nerviosa cuando un chico me dice algo bonito.

Y sí, hay veces en las que me siento tan diferente de los demás, que siento que soy tan única, tan especial, que tengo miedo. Tengo mucho miedo de quedarme sola. De no encontrar alguien tan especial como yo. De ser siempre diferente y que los demás no me entiendan. Que no logren comprender por qué hago las cosas como las hago.

No es que me vaya mal siendo diferente, de hecho, estoy bastante feliz con mi vida, pero es como que necesito más. Noto que me falta algo. No sé exactamente qué es, no sé si, quizás, debería cambiar para parecerme un poco a los demás. Pero es que es tan difícil cambiar.

Cambiar es algo que no estaba en mis planes. Y sigue sin estarlo, pero está en mi cabeza. Me da miedo hacerlo, y cagarla. Es que, para ser sincera, no creo que pudiera parecerme a ellos. Porque soy diferente. Soy... Sí, "diferente" es la palabra que mejor lo describe.

Estoy orgullosa de ser diferente, de ser yo. Pero, ¿y si nunca encuentro alguien que se parezca, aunque sea un poquirritín, a mí?

A M O R.

Nunca se me ha dado demasiado bien empezar algo así pero bueno, supongo que será porque las primeras impresiones son las que más cuentan.

Pero esto no va de quedar bien, así que rompo el hielo con algo tonto así como... Como que te quiero. Te quiero muchísimo. ¿Sabes qué? Que lo digo con la cabeza bien alta y con la boca llena de orgullo, porque me hace la persona más feliz del planeta gritarle al mundo que estoy enamorada de ti. Yo nunca he sabido demasiado bien cómo era la persona que quería en mi vida. Supongo que la gente va provando y provando, viendo lo que le gusta y lo que no, hasta que se hacen más o menos una idea de cómo es la persona con la que quieren estar en su vida.

Pues yo no tenía ni idea hasta que me crucé contigo.

Te aseguro que yo tenía bastante claro qué era lo me podía hacer feliz y lo que no; que era lo que me gustaba y que no. Pero ahora me doy cuenta de todo lo que me he estado conformando en mi vida. Tampoco es que me haya ido mal, pero si no estoy ahora en el paraiso, tiene que ser algo muy parecido. Me hace gracia decirte esto, pero hay veces que pienso que sabía que me iba a enamorar de ti. Aunque te diga loco siempre que me dices todo eso de que el destino existe, y yo te digo que ¡qué vá!, ¡que es imposible!

Ahora no se sale tanto de mis calculos.

No sé si se le llama destino, se le llama cosas que tienen que pasar en la vida; pero hay cosas que son inebitables y que al final acaban surgiendo. Y lo nuestro tenía que surgir, por destino, o porque sí.

Tengo clavadísima en mi cabeza la imagen de la primera vez que te vi y me entró la risa tonta. ¡Que idiota! Pero es que para mí eres como la fuerza, el valor, las ganas de comerse el mundo, el quiero y lo voy a conseguir cueste lo que cueste, que la risa va antes que el dolor, las cosquillas antes que ponerse a sufrir. Eres energía, pura energía. Para mí, y para todo el mundo que te conoce y está a tu alrededor. Y bendito mi privilegio de poder disfrutar de tu sonrisa y de ti cada día que paso a tu lado. ¿Cómo carajos lo haces para no dejar de sorprenderme día tras día?  Que cada vez que estoy contigo digo "No, vale, ya, esto no puede ir a mejor."

Y vas tú, con todo tu morro, y me vuelves a romper los esquemas.

Lo que más me gusta de todo esto, es un pequeño detalle, que para mí realmente es el más grande. Disfrutar el momento como lo haces. Eres mi maldito Carpe Diem. Me da igual lo que pase mañana, nos da igual lo que pase mañana. Porque si estoy aquí hoy, contigo, te vivo y te disfruto tan insentamente que es que me da igual todo lo demás.

Me da igual. 

Pues sí, pequeño, puedes sentirte muy culpable; porque has sido tú el que ha dado un vuelco a mi vida. Brutal. Y supongo que ni tú ni yo lo esperábamos. Yo no esperaba enamorarme de esta manera. No esperaba estar tan así derepente. Pero has llegado y ahora ya, claro. ¿ahora qué hago?

No te esperaba pero la verdad es que creo que estaba deseando encontrarme contigo.

No voy a darte las gracias, porque, aunque deba dartelas, prefiero dártelas en besitos y tonterías de esas que hago yo. Para mí será un honor enorme acompañarte este tiempo que me queda. Porque te quiero pillar con las mismas ganas cada día de mi vida.

Te quiero con las mismas ganas cada día de mi vida.

Y te quiero.

Te quiero.